Me preguntan por qué estoy tan callado. […] Tengo realmente muchas cosas que decir, pero me callo porque no me van a escuchar de todos modos, Anónimo.
Hay algunas personas que oyen pero no escuchan o se niegan a escuchar cualquier cosa que quieras decirles.Es posible que sean demasiado orgullosas o arrogantes y crean saberlo todo o, al menos, más que tú pero eso, por supuesto, no significa que siempre sea verdad. Tal vez, simplemente no les importa lo que les digas o no se molestan, ni tan siquiera, en escucharte.
Hoy en día, demasiadas personas parecen no tener tiempo para escuchar las opiniones, preocupaciones y puntos de vista de sus parejas, amigos, familiares y compañeros de trabajo. Algunos individuos están demasiados ocupados y estresados. No tienen tiempo para nada porque están sobrecargados y saturados de tareas, responsabilidades y problemas; son víctimas de una agenda súper apretada, sin huecos y un ritmo de vida frenético.
¿Qué puedes hacer al respecto?
- Es terriblemente imprescindible que partamos de la siguiente regla, la gran regla de oro: La persona no va a cambiar. Te lo repito, tenlo bien claro, no les vas a cambiar. Acepta a estas personas tal como son.
- Respira profundo, mantén la calma y no pierdas los nervios.
- Se el cambio que deseas ver en el mundo. Se amable, buena gente, considerado, ten paciencia, practica la escucha activa y la empatía para generar confianza y buen rollo en tu comunicación con los demás y en tus relaciones personales. Busca primero entender y, a continuación, ser entendido.
Una de las razones por la que los demás pueden no estar escuchándote es porque no les escuchas o no les prestas suficiente atención y tiempo.
- Si la gente no te escucha, tal vez no sea su culpa. Quizás, estás siempre lamentándote, quejándote, criticando o hablas demasiado. Hazte la siguiente pregunta, ¿estás constantemente interrumpiendo a los demás y/o siendo descortés o desconsiderado? Además, las personas generalmente tampoco escuchan a aquellos en quienes desconfían, dudan, con quien se sienten incómodos o creen que les están vendiendo humo. ¿Eres de los que hablas por hablar, piensas realmente lo que dices, estás realmente dispuesto a practicar con el ejemplo y arrimar el hombro?
- Trata de ser abierto, flexible y tolerante, muestra respeto por las opiniones y puntos de vistas de los demás.
- Elige el momento oportuno y el lugar adecuado para hablar. No trates temas importantes cuando alguno de los interlocutores esté estresado, ocupado en otras tareas que requieran su atención, cansado o, simplemente, teniendo un mal día. Consulta con tu pareja, colega o amigo si es un buen momento para dialogar antes de seguir adelante con el tema que quieras tratar.
- Céntrate en un tema y en un mensaje. No los abrumes o bombardees con demasiada información, tratando de abordar todos tus problemas, inquietudes, sugerencias, pensamientos o necesidades simultáneamente.
- Habla de forma clara, sencilla y breve, no divagues por las ramas ni te repitas. Mantén un estilo comunicativo simple y directo, y el mensaje relevante e interesante. Asegúrate de conocer bien el tema, de que tus datos, cifras, hechos, etc. sean correctos y evita mostrar dudas e inseguridad.
Trata de hablar y explicar las cosas de una manera que pueda ser entendido y tenga sentido para el que te escucha, es decir, poniéndote a su mismo nivel.
- Cuando encuentres el momento oportuno y el lugar adecuado, quizás quieras hablar con ellos con tacto y delicadeza. Procura una comunicación basada en la escucha activa, no confrontacional, sin juicios, con un clima adecuado, sano y colaborativo, y trata de resolver el problema con diálogo. Intenta hacerles entender que su estilo comunicativo no es productivo porque sin una escucha real y una sincera intención de aprender del otro, sin una capacidad para cambiar, adaptarse y negociar, el diálogo no puede existir, termina siendo una serie de monólogos. Explícales que una comunicación eficaz es la clave del éxito personal y profesional, y para crear relaciones significativas.
- Siempre habrá personas que oyen pero no escuchan, que miran pero no ven, simplemente no se quedan con la copla, no te comprenden ni se enteran y nunca lo harán. Están allí, parados y plantados justo delante de ti, enfrascados pensando en lo que te van a decir a continuación. Escuchan con la intención de responder en lugar de tratar de comprender y asimilar lo que estamos tratando de comunicarles. Déjalos marchar, considera este diálogo como un esfuerzo inútil, completamente improductivo. La comunicación efectiva es más que un intercambio de información, requiere de escucha activa, empatía, capacidad de negociación y compromiso.
Escucha, sonríe y date la vuelta. Son la minoría ruidosa, no les des demasiada importancia.
- Lea nuestro artículo Saber escuchar para aprender o mejorar a escuchar activamente: permanece en silencio, deja de hablar, mantén el contacto visual y presta atención a lo que la otra persona te está diciendo; evita las distracciones y el ruido; no juzgues ni critiques a nadie; muéstrales que te importan escuchándoles activamente, ofreciéndoles empatía y comprensión, etc.