Algunas personas sueñan con el éxito mientras otras se despiertan y trabajan duro para lograrlo, Winston Churchill.
Quizás, quieras considerar las siguientes reflexiones para lograr el éxito y conseguir una vida plena, llena de felicidad y prosperidad.
Incluso las torres más altas comienzan en el suelo, Proverbio chino.
Nadie nace sabiendo o con un talento desarrollado, todos precisamos una fase más o menos ardua e intensa de aprendizaje, así como, cometer muchos errores hasta conseguir dominar cierto trabajo o adquirir cierta habilidad.
No te desanimes si la meta te parece difícil y que está demasiado lejos, trabaja duro, día a día y algún día lo alcanzarás: “Con tiempo y una caña hasta las verdes caen.”
Confía en lo que te digo, puedes lograr casi cualquier objetivo que te propongas si te centras en el hoy, en las pequeña acciones del día a día y trabajas muy duro, sin rendirte, con perseverancia, paciencia y determinación ante los desafíos y obstáculos.
En realidad, la esperanza de alcanzar la meta, el carácter que demuestras día tras día, la motivación de seguir adelante, no importa las veces que te equivocas, da sentido al camino y te proporciona beneficios psicológicos suficientes para que merezca la pena intentarlo.
Más importante aún, comienza con un mini objetivo, es decir, algo que te ayude a iniciar el camino para conseguir tu meta. Se trata de dividir tus sueños en algo más manejable, a corto plazo y específico. A pesar de que no sea lo que realmente deseas lograr, es un paso pequeño pero significativo en la dirección correcta que debes completar en tu camino para alcanzar tu objetivo final.
Por ejemplo, si quieres perder peso no te plantees ir al gimnasio dos o tres horas de lunes a viernes, correr una maratón o hacer una dieta draconiana.
Las probabilidades de fracaso son mayores ante estos objetivos tan exigentes y, entonces, solo conseguirás aumentar tu frustración y negatividad. Mejor proponte metas más asequibles, cercanas a tu aquí y ahora, que sepas que requieren esfuerzo y sacrificio pero que no sean tan duras, ni tan distantes a tu realidad, fuerza de voluntad y posibilidades actuales. Además, aprende a pedir ayuda para conseguir avanzar cuando te atasques y cuando te asistan, se agradecido.
Estos mini objetivos deben ser evaluables; siguiendo con el ejemplo previo podría ser algo como: ir al gimnasio o a la piscina todos los lunes, miércoles y viernes a las seis de la tarde y nadar media hora, dejar de tomar esas galletas de chocolate que tanto te gustan en la próxima semana, etc.
¡Oído cocina! Para triunfar necesitas:
Cuando revises tus éxitos, aunque te parezcan pequeños o insignificantes, celébralos porque estás avanzando en la buena dirección.
Si fracasas, no te preocupes en exceso y, especialmente, no arrojes la toalla, no abandones, no digas: “no puedo más, aquí me quedo”. Inténtalo una y otra vez a pesar de tus errores y obstáculos. Nunca digas que no puedes sino todo lo contrario: “lo intentaré una y otra vez hasta que lo consiga”.
¿Fracasaste y te caíste? Bien, al menos, lo estás intentando. ¡Bienvenido a la raza humana! No seas un huevo, sino una pelota. ¡Necesitas levantarte, recuperarte y seguir tu camino, solo así tendrás éxito! #justtothepoint (Anawim)
No puedes evitar caerte y cometer errores, sufrir adversidades y contratiempos. Sin embargo, si puedes conseguir levantarte cada vez que te caigas y hacer de cada uno de tus errores una oportunidad para aprender, crecer y mejorar.
No lo dejes para mañana. Recuerda que “algún día lo haré” significa que, definitivamente, no lo haré hoy, lo estoy retrasando y, tal vez, nunca lo haré.
También, es importante reconocer que el éxito no es solo alcanzar la meta por el camino y en la forma y manera que te planteaste inicialmente. A veces, precisas ser flexible para aceptar un muro infranqueable o adaptarse a una realidad en constante y frenético cambio; humilde para admitir nuestros defectos, fallos, límites o mala planificación; y estar siempre preparados para redefinir nuestros objetivos o buscar una vía diferente para alcanzarlos.
Recuerda: Los que triunfan lo hacen por sus acciones y no por sus palabras, son capaces de adaptarse y reinventarse a sí mismos, y de aprender de sus errores. Su éxito se basa, fundamentalmente, en su terca obstinación, en su trabajo duro y constante para alcanzar sus objetivos a pesar de los reveses y las dificultades.