Puede parecer que no estoy haciendo nada, pero en mi cabeza estoy bastante ocupado y ya he matado a varios hijos de puta, Anónimo.
En clase, estoy físicamente presente, pero mentalmente, estoy completamente ausente, Anónimo.
La persona distraída es el típico olvidadizo y despistado, que parece ausente de los asuntos ordinarios y que no presta suficiente atención y consideración a lo que está haciendo en este momento. Se distraen con mil y un problemas, pensamientos o preocupaciones, y no logran centrarse en las cosas que deben hacer o recordar en ese momento.
La depresión, la ansiedad, el estrés, la falta de sueño y tomar algunos medicamentos y/o drogas pueden causar o empeorar este comportamiento.
Ocúpate de tus asuntos y problemas, céntrate en tu trabajo. No les vas a cambiar, por lo que debes aceptarlos tal como son.
Usa herramientas de gestión del tiempo para ser más productivo y monitorizar el progreso y la productividad de tus empleados. Establece objetivos claros y realistas. Asegúrate de que las tareas, procesos, plazos, reuniones, etc. estén bien definidos, entendidos, consensuados y organizados, y sigue el plan escrupulosamente para que los problemas y sus causas se identifiquen fácilmente cuando aparezcan.
Utiliza la tecnología para realizar un seguimiento de los plazos, compromisos asumidos y supervisar el progreso de las tareas y del conjunto del proyecto, para recordar a las personas las citas, los plazos, las reuniones o las tareas que deben completarse.
Programa una reunión para discutir el problema con estas personas. Explica el por qué estás preocupado y/o su comportamiento es un problema para la empresa pero evita juzgar y criticar como, por ejemplo, el deterioro de la calidad de servicio al cliente, la posible pérdida de ingresos o los continuos retrasos en la finalización del proyecto. Actúa con confianza, se asertivo, pero no agresivo. Trata de ofrecer un diálogo positivo y constructivo que posibilite crear un plan de acción que ataje el problema y poder así seguir hacia adelante.
Crea una cultura de lealtad, confianza y salud para apoyar a tus empleados y tratar de mejorar, en la medida de lo posible, su bienestar en la compañía. Se agradecido, reconoce el trabajo duro y los logros de tu empleados.
Asegúrate de proveerles de los recursos, herramientas, destrezas y competencias necesarias para que se sientan seguros y confiados y puedan ejercer sus tareas y funciones de la manera más eficiente y profesional posible.
Si sus olvidos son el resultado del descuido o la apatía, no asumas responsabilidad por ellos. Quien siembra vientos, cosecha tempestades. A lo hecho, pecho. Necesitarán enfrentarse a las consecuencias de sus acciones, no tienen a nadie más a quien culpar que a sí mismos. Quizás, es hora de iniciar procedimientos disciplinarios.
Sin embargo, debes ejercer el enfoque del palo y la zanahoria, es decir, ofrecerles refuerzos positivos, tu apoyo y elogios cuando realmente mejoren o haya una actitud clara de cambiar y crecer.
Si el olvido es repentino, grave o inusual, o si ha observado problemas serios de rendimiento, es posible que debas enviarlos a un examen médico. Se discreto y considerado porque pueden sentirse avergonzados, sorprendidos o posicionarse a la defensiva.