El día séptimo Dios completó la obra que había hecho y descansó. Entonces bendijo el séptimo día y lo santificó, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación, Génesis 2:2-3.
Cuando nos enfrentamos a una situación estresante e importante (oposiciones, proximidad de la fecha de entrega de un proyecto, etc.), puede suceder que respondamos trabajando más duro, echando muchas horas con total entrega y sacrificio, quizás incluso podemos llegar a recortar el sueño y el descanso.
Esto puede ser apropiado en ciertas circunstancias y por períodos cortos de tiempo. Sin embargo, es importante abstenerse de recortar el tiempo de descanso que tu cuerpo necesita por largos periodos.
Es muy importante no solo dormir bien en el día a día, sino tener periodos de descanso y ocio durante nuestras vacaciones.
Observa, por ejemplo, como todas las grandes religiones tienen un día especialmente dedicado a la oración y el descanso. Los judíos tienen el Sabbat, el sábado: “Acuérdate del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el sábado es el día de reposo del Señor tu Dios. No hagas en él obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas," Éxodo 20:8-10.
Los cristianos cambiaron el día de descanso, del sábado al domingo, el día de la Resurrección del Señor, en el que asisten a misa. Y los musulmanes lo realizan los viernes donde van a las mezquitas a rezar.
En otras palabras, al menos un día a la semana conviene dejar de trabajar, desconectar de las preocupaciones, de la rutina y del estrés del día a día, relajarse y descansar. Necesitas tiempo para construir, mantener y expandir tus relaciones personales, tu circulo social, para dar sentido y propósito a tu vida, estar sano y ser feliz.
También es muy importante respetar los períodos vacacionales, normalmente un mes por año. Deben ser momentos para recuperarse, relajarse y pasar tiempo de calidad con la familia, amigos y conocidos.
Todos estos momentos puedes utilizarlos para: encontrar más espacios de calidad con tus familiares y amigos y mejorar tus relaciones interpersonales; para realizar actividades de ocio y practicar tus aficiones (hobbies), aquellas para las que nunca tienes suficiente tiempo pero que te dan energía porque te satisfacen tremendamente; para viajar y cambiar de aires; para reflexionar sobre tu vida y tener una visión más holística o espiritual; para hacer planes, para reorganizar tu vida, para no vivir como una gallina sin cabeza: trabajando, trabajando, y trabajando y encontrar propósito y significado; etc.
Es importante destacar la importancia de estos descansos para conseguir una vida sana. Su ausencia disminuye la resiliencia, ocasiona peor rendimiento en el trabajo y en los estudios, nos convierten en adictos al trabajo, incluso podemos convertirnos en los típicos amargados y criticones perjudicando e, incluso, destruyendo nuestras relaciones sociales y románticas.
Estos espacios de esparcimiento nos proveen de la estabilidad física y emocional, de la alegría, ganas y el impulso necesarios para mejorar nuestra productividad y creatividad, nos van a permitir acometer nuevos retos y desafíos con una actitud positiva, rejuvenecidos por las vacaciones y con energías renovadas.