Se buena gente, sonríe siempre y aprecia las pequeñas cosas porque puede que todo se acabe mañana, Ed Sheeran.
Para ser feliz y buena gente considera las siguientes ideas:
Sin embargo, te aconsejo que encauces tu ayuda a ONGs que no desperdicien gran parte del dinero en costosas campañas publicitarias y el pago de asalariados con sueldos europeos sino aquellas en la que la mayor parte del trabajo se realice por voluntarios y el dinero vaya mayoritariamente a donde tiene que llegar.
La felicidad está en centrarse en las cosas importantes (relaciones interpersonales de calidad, salud física y mental, vivir con propósito), tener claras nuestras prioridades, cuidar y valorar las pequeñas cosas. Amar y ser amado es la única forma sana de vivir felizmente y de manera equilibra. Ademas, lo único que importa son las pequeñas acciones, el camino al infierno está empedrado de grandes y buenas intenciones. Por ejemplo, ceder el paso y conducir civilizadamente respetando las normas de circulación; saludar cordialmente con un sencillo “buenos días”, “hola”, etc. y una sonrisa; ayudar a un anciano a cruzar la calle; dar un donativo o colaborar con una O.N.G.; ser afable y agradecido con nuestros familiares, amigos y compañeros; ser agradable, tolerante y abrazar las diferencias, etc.
Si además contagiamos esta actitud a los demás, cambiaremos el mundo.
Muchas cosas pequeñas, en muchos lugares pequeños, hechas por mucha gente pequeña, pueden transformar el mundo, Eduardo Galeano.
Las acciones hablan más fuerte que las palabras. Muchos alardean y se jactan de sus conocimientos, capacidades y talentos, así como, de sus logros y éxitos, los proclaman a bombo y platillo. Sin embargo, la chicha, el meollo de la vida, está en los hechos, en el trabajo diario, constante, duro y perseverante, en las pequeñas cosas y detalles realizadas con cariño, generosidad y buen corazón.
En una relación romántica pasa exactamente lo mismo. Ante un chico que te piropea constantemente y te asegura que te quiere muchísimo desde el primer momento, olvida lo que te dice y observa lo que hace. Da tiempo a vuestra relación antes de tomar cualquier decisión importante (por ejemplo, tener una relación sexual o vivir juntos) y fíjate en como se comporta contigo y con los demás, lo que nuestro acervo popular sentencia con “Obras son amores que no buenas razones.”
Aprende a perdonar o, si no es posible, practica el olvido o la indiferencia.
Si hiciste daño a alguien, llénate de humildad y discúlpate de forma sincera. Pide perdón, trata de solucionarlo o paliarlo y si no se puede arreglar, aprende de tus errores, pasa página y sigue hacia adelante.
Asume la responsabilidad de tus palabras y acciones; di sinceramente al que has ofendido, desde lo más profundo de tu corazón, lo siento y no añadas ningún pero: “Sé que lo que hice estuvo francamente mal,” “Siento sinceramente haberte hecho daño.” Intenta arreglar o mitigar las consecuencias: “¿Puedo hacer algo para compensar este desaguisado?”, “¿Puedo, de alguna manera, reparar o paliar el daño que te ocasionado?”
Mejora tu comunicación interpersonal:
Aprende a escuchar. Practica la escucha activa. Escucha más, habla menos.
Se siempre positivo, incluso cuando quieras criticar al otro y que cambie su conducta o actitud, debes procurar ser respetuoso, agradable y estar centrado en buscar soluciones y mejorar más que en encontrar o señalar culpables.
Se asertivo, defiende tus ideas, derechos y dignidad, no te dejes nunca pisar pero sin ser agresivo.
Adapta tu estilo de comunicación al oyente o audiencia. Cuida la comunicación no verbal (tonalidad, volumen, contacto visual, gestos, lenguaje corporal) pues es tan importante o más que la comunicación verbal.
Se empático, es decir, aprende a ponerte en la piel del otro y comprender su punto de vista. Es mejor empatizar que criticar.