Nunca olvides los tres recursos que siempre tienes a tu disposición: amor, oración y perdón, H. Jackson Brown.
La principal víctima de la ira, la amargura y el resentimiento eres tú. El rencor te pudre por dentro, no dejes que te consuma, déjalo ir, solo te llevará a mas dolor, miseria y sufrimiento. Avanza, sigue hacia adelante. Para atrás, ni para tomar impulso. Sin embargo, no estoy abogando por no aprender del pasado o que no debamos tratar de hacer de nuestro mundo un lugar mejor, sino que utilicemos la no cooperación, la no violencia y la resistencia pacífica como un instrumento de cambio real y persistente.
Ojo por ojo y el mundo acabará ciego, Mahatma Gandhi.
Tampoco es bueno ni sano guardárselo todo. A veces, necesitas ser asertivo y decir a los demás las palabras, comportamientos y acciones que son erróneos, injustos, que nos hacen daño para que los cambien.
A lo que me refiero es al encuentro con el otro desde un corazón sencillo y humilde. ¡Sí!, con asertividad, es decir, diciendo abierta y francamente lo que uno piensa, defendiendo nuestros derechos, necesidades e intereses. Pero, ojo y aquí está la clave, sin agresividad, sin ofender, abusar, humillar o manipular y con un corazón humilde y generoso que sepa tanto aceptar los propios errores como perdonar a los demás, que procure el dialogo constructivo, no para buscar culpables ni chivos expiatorios sino para encontrar soluciones, mejorar, crecer e ir hacia adelante.
Deja de quejarte, de echar la culpa a los demás, de justificarte y buscar excusas. Procura centrarte no en los problemas sino en las soluciones, en buscar resultados. Anima un diálogo efectivo y fructífero que proporcione un feedback positivo y continuo que os ayude a crecer, a cambiar, a mejorar la realidad y a poder hacer frente a los numerosos desafíos que la vida os deparará.