Al tratar de complacer a todos, no complacerás a nadie, Aesop.
Yo no sé la clave del éxito, pero la clave del fracaso es tratar de dar gusto a todos, Bill Cosby.
Se trata de aquellos que siempre están sonriendo y quieren que todos los que les rodean sean felices. Son muy agradables, educados y serviciales, suelen estar de acuerdo con todo lo que se dice y aceptan hacer cualquier cosa que se les solicita. Anhelan que se les valide positivamente. Sus sentimientos de seguridad y autoestima requieren la aprobación de los demás, por lo que están muy preocupados y evitan a toda costa que los demás los vean como vagos, indiferentes o egoístas.
Sin embargo, siempre llegan tarde a las citas, tardan más en realizar su trabajo y cuando hacéis proyectos comunes son los primeros que se rajan y abandonan el barco para venir, más tarde, con mil y una excusas. En realidad, como a todo y a todos le dicen que sí, al final, se comprometen con más de lo que pueden o, realmente, quieren cumplir.
Cómo tratar a un súper guay
- Como siempre, lo más importante es aceptarlos tal como son. Reconoce que no vas a cambiarlos.
- No confíes demasiado en ellos, sobre todo, si los proyectos o las tareas son importantes, a largo plazo o de cierta complejidad.
- Siempre que quieras saber su opinión, muéstrales que sabes que quieren agradarte pero que necesitas conocer qué piensan. Observa su comunicación no verbal y muéstrales, sin dar lugar a dudas, de que realmente quieres conocer lo que opinan al respecto: “Ya sé que te parece bien mi idea en líneas generales y que me apoyas, pero, por favor, respóndeme: ¿Encuentras algún punto flaco, algo que necesite mejorar? Quiero que me contestes sinceramente porque ya sabes que valoro mucho tu opinión…”
- Cuando necesites algo de ellos, asegúrate de que el súper guay cuenta con los recursos humanos y técnicos, las destrezas, competencias y el plazo suficiente: “¿Tienes todo lo que necesitas para empezar a trabajar?” “¿Estás completamente seguro que lo acabarás en una semana?” “¿Por qué no asignarte otra semana más en la planificación del proyecto para estar completamente tranquilos que te dará tiempo y que podrás acabarlo en el plazo asignado aunque te surja cualquier imprevisto?”
- Es muy importante que les muestres afecto y simpatía. Asegúrales que te caen bien, que te lo pasas bien y te gusta trabajar con ellos. Sin embargo, también debes monitorizarlos muy de cerca para asegurarte de que no te dejen colgado, que los trabajos se realizan correctamente, con la calidad necesaria y en los plazos asignados, así se convertirán en un activo valioso y no un lastre para el equipo.
Cómo dejar de complacer a la gente
- Respétate, sé fiel a ti mismo y aprende a decir que no. Cuando siempre dices que sí, terminarás agobiado, estresado, sobrecargado de trabajo hasta que no puedas más y termines absolutamente quemado. Además, creas expectativas poco realistas en amigos, familiares y en tu equipo de trabajo. Típicamente, resultará en una pérdida de confianza hacia ti cuando no puedas cumplir lo que prometiste y alcanzar los objetivos propuestos.
Es muy difícil hacer un cambio repentino, por lo que a menudo es más fácil y conveniente empezar poco a poco, paso a paso, haciéndote valer en cosas pequeñas. Necesitas aprender a dialogar efectivamente, persuadir, alcanzar compromisos con los demás y encontrar puntos de encuentros.
- Conoce tus límites y puntos fuertes, establece límites claros y razonables, comunícalos de manera asertiva, respétalos y haz que los demás también los respeten. Cuando estableces límites razonables y eres coherente, es menos probable que te sientas infeliz, usado o insatisfecho, y que generes resentimiento y frustración.
- Deshazte de las personas tóxicas, esas que se quejan de todo, que constantemente te piden cosas, te roban tu tiempo y energía y no ofrecen absolutamente nada a cambio.
- Cuídate, quiérete, respeta y valora tu tiempo. Se más selectivo al programar nuevas citas, reuniones y eventos, y al aceptar nuevas tareas y proyectos. Demora tu respuesta para que puedas tomar una decisión más acertada. Entonces, debes considerar cuidadosamente si eso es algo que realmente quieres o necesitas hacer, y decidir por tí mismo si vale la pena, si merece tu tiempo y esfuerzo.
- Da prioridad a tus preferencias, necesidades, objetivos y responsabilidades. Aprende a afirmarte asertivamente. Habla cuando quieras algo o te sientas herido o molesto. Protege tu equilibrio personal, paz interior, salud mental y energía. Sé valiente, defiéndete, expresa lo que necesitas o quieres de una manera serena, sencilla, amable y, al mismo tiempo, asertiva.
- Evita dar excusas. Establece tus prioridades, se consistente, acéptate y quiérete, asume la responsabilidad de tu vida, acciones y decisiones. Evita dar justificaciones y explicaciones innecesarias, largas o detalladas de tu negativas a los demás.
- Ámate a ti mismo, desarrolla tu autoestima y autoconfianza, y aprende a tomar el control de tu vida. No importa lo que otras personas estén pensando o haciendo, tu autoestima proviene de tu interior y/o de Dios, y es incondicional porque eres bello, irrepetible y valioso.
- Acepta la verdad. No puedes hacer felices a todos, no puedes complacer a todos todo el tiempo. Sé auténtico con quien eres, tus principios, valores y proyecto de vida, y con lo que quieres.