Para empezar, más vale prevenir que curar. Jugar con cuidado no es aburrido, realmente significa que puedes tener más diversión. Por ejemplo, cruza con cuidado la calle y en los parques infantiles: “Ve siempre acompañado de un adulto. Dale un buen vistazo al parque. Ten en cuenta tu tamaño, no vayas ni demasiado alto, ni demasiado bajo. Columpíate siempre con cuidado,” Children’ Hospital of Pittsburgh, Patients and Families, Kid’s Health, Watch out.
Sin embargo, si te tienen que operar, considera lo siguiente:
Confía en que estáis en las mejores manos. Médicos y enfermeros que han estudiado y trabajado mucho para llegar al lugar que ocupan actualmente.
La ciencia de la medicina ha progresado espectacularmente en los últimos 50 años y a un ritmo cada vez más acelerado.
Estar preocupado y ansioso solo consigue que te sientas peor, más enfermo. Es perfectamente comprensible, pero no conseguirás absolutamente nada. Relájate, tómalo con calma, ¡todo va a salir bien!
Prepara a tu familia: Ve el vídeo de preparación para la cirugía con tu hijo. Muchos hospitales tienen un vídeo de presentación y consejos prácticos (Children Hospital’s Colorado, Your Visit, Prepare for Doctor Visit, Overnight Stay or Surgery).
Prepárate: cuanto más sepáis, mejor os sentiréis tanto vosotros, los padres como vuestros hijos.
Lo que debes saber sobre la operación: La anestesia previene el dolor durante la cirugía. No te va a doler porque estarás dormido por la anestesia. Además, no te operas porque hayas sido malo, ni es tampoco ningún castigo. Una operación se realiza para arreglar algo que no funciona bien en el cuerpo de una persona y para ayudarte a estar y sentirte mejor.