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¿Cómo decidir tu carrera o vocación?

La arqueología es realmente una carrera en ruinas.

Discernir tu vocación es una de las decisiones más importantes de tu vida. Puede que tengas mil y una dudas y preguntas pero pocas respuestas.

Para tomar esta decisión debes considerar detenidamente tres elementos:

  1. Lo que te gustaría ser, tus sueños e ilusiones más profundas, aquello que realmente te apasiona, anima y llena.
  2. Tus capacidades y aptitudes, aquello en lo que destacas, en lo que eres realmente bueno, en lo que muestras lo mejor de ti mismo.
  3. Lo que la sociedad necesita y, sobre todo, lo que tendrá futuro cuando termines tus estudios, cuales son los perfiles que demanda el mercado laboral: conocimiento en ciencia y tecnología, capacidad de adaptarse a los cambios, idiomas, liderazgo, etc.

“Elige un trabajo que te apasione y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida,” Confucius.

En principio, tu vocación, lo que realmente es tu futuro debería caer en la intersección de estos tres conjuntos. Debe ser algo que realmente te guste y apasione, pues así, a pesar de las dificultades, podrás primero estudiar y luego trabajar más y mejor. Olvídate de opciones que realmente no te gustan. ¿Cuántos han empezado los estudios que sus padres les habían inculcado y luego los han abandonado aburridos y desanimados?

Piensa en GRANDE, se positivo y optimista, con trabajo, dedicación y esfuerzo puedes llegar muy lejos.

Elige un trabajo que te apasione y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida

Debes considerar que discernir tu vocación y construirte una vida plena y significativa es como construir una casa.

Discernir tu vocación es como construir una casa

Primero piensa que tú eres el arquitecto, es decir, tus planes y acciones configuran lo que obtendrás.

Planea con tiempo. No llovía cuando Noé construyó el arca, Richard Cushing

En segundo lugar, antes de ponerte con las manos en la masa (excavar la cimentación, poner el hormigón, etc.) toca planificar. Es la etapa en la que pensamos y diseñamos cómo queremos que sea nuestra casa y, por supuesto, creamos los planos con todos los detalles: plantas, habitaciones, escaleras, detalles de puertas, ventanas, luces, etc.

Si nos equivocamos en esta etapa, no le damos el tiempo suficiente y luego queremos dar marcha atrás o cambiar algo, perderemos tiempo ⌛, dinero $$$ y esfuerzo ⍨. Muchas veces estamos tan preocupados en los múltiples quehaceres de la vida, sorteando problemas y tareas “de los que son para ya o para ayer” en ritmo frenético, que más que tomar nuestras propias decisiones, nuestra vida está dirigida por nuestras circunstancias.

Un buen plan hoy es mejor que un plan perfecto mañana

La vida nos arrolla como un huracán y somos como una veleta a merced del viento de los múltiples acontecimientos que nos suceden. ¡Gran error! Primero planifica, luego implementa; en nuestro ejemplo, primero creamos los planos y luego construimos la casa. Pero también y aquí me distancio de muchos manuales de éxito y auto-ayuda, debes saber cuáles son tus limitaciones y posibilidades.

Cada uno de nosotros tiene grandes talentos y otras áreas donde nos será más difícil destacar. Conocerte y ser sincero contigo mismo es esencial para llegar lejos. Busca, por tanto, tus puntos fuertes, tus potencialidades, aquello en lo que crees que puedes competir con ventaja.

Que no te vendan que tienes un poder ilimitado, que todo es posible con constancia y sacrificio. Ese es el sueño americano impregnado de la moral protestante que ha invadido la Psicología y quiere hacer de su ideología, ciencia. Lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible, decía Charles Maurice de Talleyrand. Tan importante es tener la valentía y el coraje de hacer tus sueños realidad como reconocer tus limitaciones y las restricciones de tu entorno para acometer otros proyectos.

Finalmente, debes considerar el mercado laboral. Se trata realmente de un mercado con una oferta (el Estado con las oposiciones públicas y los empresarios) y una demanda (todos los que buscan empleo).

Seguro que muchos quisieran ser futbolistas del F.C. Barcelona o el Real Madrid, modelos de alta costura, notarios o artistas de cine. Se consideran trabajos no demasiado exigentes y muy bien remunerados. Sin embargo, pocos quieren repartir publicidad, trabajar en locales de comida rápida, ser cuidadores de mayores, jornaleros, obreros en la construcción, mecánicos, etc. Este tercer pilar en la búsqueda de tu vocación no debes ni despreciarlo ni sobrevalorarlo, como casi todo en la vida toca ponderarlo en su justa medida. Lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible

Los trabajos más demandados son aquellos donde la calidad de trabajo es razonablemente buena, es decir, se trabaja en unos límites moderados de estrés, un número razonable de horas y se recibe una buena o muy buena remuneración económica. No obstante, dichos trabajos requerirán normalmente un esfuerzo inicial mucho mayor por tu parte para acceder a ellos y, en ciertos casos, ser muy afortunado. Conocer bien qué se necesita para conseguir “llegar ahí” es muy importante porque antes de comenzar deberías analizar y juzgar que opciones hay disponibles y que implica cada una: estudios, años de oposiciones, idiomas, etc.

Decidir tu vocación pasa por saber lo que realmente tú quieres ser, que esté conforme a tus verdaderas posibilidades y limitaciones y a la demanda del mercado laboral, discernir objetivamente qué esfuerzos y recursos te exige, cuáles son los pasos concretos que debes realizar para conseguir tu meta, así como, comprometerte a trabajar muy duro para lograrlo.

Los sueños son poderosos, pero también debes ponderar la realidad

Es importante tener en cuenta que nuestra vocación o proyecto de vida debe ayudarnos a ser felices. El dinero, la fama, el prestigio, etc. nos sostienen, ayudan y gratifican, pero únicamente serás feliz cuando hagas felices a los demás. ¡Procura vivir tu vocación como servicio a los demás!

Para acabar, tomamos una referencia de Steve Jobs en su discurso en Stanford:

Vivid como si hoy fuera el último día de vuestra vida, algún día acertaréis, Steve Jobs.

La muerte nos desnuda de nuestras apariencias, expectativas, orgullo, etc. Ante ella, somos todos iguales y esta perspectiva puede ayudarnos a:

  1. Vivir con intensidad cada momento, saber disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, no “perder” el tiempo.
  2. No creernos demasiado, tener los pies en el suelo, saber aceptar nuestras limitaciones.
  3. Tomar las decisiones sin demasiado miedo: no tenemos mucho que perder, de todos modos, ante la mirada lasciva de la muerte.
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