Ayuda a los demás a alcanzar sus sueños y alcanzarás los tuyos, Les Brown.
Cuando una persona realmente desea algo, el Universo entero conspira para que realice su sueño, Paulo Coelho.
¿Te enfrentas a dificultades, obstáculos y a tus propios errores? Aprende a pedir ayuda y, cuando te asistan, se agradecido. ¡Quedarás maravillado de lo mucho que puede hacer, aprender y hasta donde puedes llegar cuando pides la colaboración de los demás de forma sencilla y eficaz!
Las ideas claves a tener en cuenta son las siguientes:
Pedir ayuda es lo opuesto de la soberbia, de la mentalidad autosuficiente, del “yo me lo guiso, yo me lo como” a otra donde el yo busca al tu desde la humildad, la sencillez y la sinceridad.
Identifica la persona y el estilo de comunicación adecuado. Cuida cómo pides ayuda. No es el momento, desde luego, de arrogantes exigencias, de reproches, de desconfianzas…
Explica claramente y con sinceridad qué quieres (siendo muy concreto, sin ambigüedades), por qué lo necesitas y cómo se puede beneficiar la persona a la que pides ayuda. Esta última condición no es estrictamente necesaria pero sí es muy conveniente. La mejor forma de pedir y obtener ayuda es aquella en la que ambas partes obtienen algún tipo de beneficio, existe algún tipo de reciprocidad.
No te desanimes si alguien te dice que no, otros te dirán que sí.
Agradece sinceramente, de corazón, los favores recibidos. Ser agradecido no solo es de buen nacido sino que te ayudará psicológicamente y te hará más feliz. Recuerda que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita, es decir, no se trata tanto de tener mucho como de valorar lo que se tiene. También, favorecerá notablemente tus relaciones interpersonales haciendo más viable el éxito de tus proyectos actuales y futuros.
Se generoso. “Manos que no dais, ¿qué esperáis?”, es un refrán de nuestro acerbo popular con una idea muy clara: el “yo” no puede estar continuamente buscando al otro para satisfacer única y exclusivamente sus necesidades y aspiraciones descuidando las de los demás: yo, mi, me, conmigo y a los demás, que les vayan dando.
Precisamos actos pequeños o grandes de gratuidad y de donación donde el “yo” se ofrece o se da al “tú”. Estamos ante formas de agradecimiento, amistad y amor que construyen el “nosotros”, nos hacen más felices (no en vano el ser humano es un “animal social”) y hacen más posibles nuestros proyectos porque hacemos a los demás coparticipes de ellos.