Todo tiene su tiempo y su sazón.

La virtud es el hábito educado por la razón que consiste en el término medio entre dos extremos malos, uno por exceso y otro por defecto, Aristóteles.

Pondera las cosas en la vida, todo tiene cabida en su justa medida y en el momento adecuado.

Debes estudiar y trabajar duro no cabe ninguna duda al respecto. Si eres perezoso, mañana te arrepentirás de las oportunidades que dejaste escapar y que, probablemente, no volverán.

Es el relato de la cigarra y la hormiga que a todos nos han contado en la niñez y forma parte de nuestra conciencia colectiva: “¿Qué hacías holgazana durante el buen tiempo?", le preguntó la hormiga. “¿No has guardado nada para el invierno?” “No tuve tiempo de almacenar nada de comida”, se quejó el saltamontes. “Estaba tan ocupado tocando música que antes de que me diera cuenta el verano se había acabado”.

Sin embargo, si estás siempre agobiado y atareado, primero estudiando y luego trabajando, con cientos de obligaciones y actividades, perderás tu juventud sin disfrutar de la vida y, quizás, la alegría, tus amigos y la salud (por ejemplo, este ritmo suele provocar que comas y duermas mal, que hagas muy poco ejercicio; y es probable que pagues el estrés con sexo inseguro, compras compulsivas, atracones de comida, bebida o de televisión/Netflix).

Tienes que respirar profundo, sentir las vibraciones, saborear los momentos, porque sino, de pronto, tus amigos se dispersarán y te dejarán con una mujer gorda, unos niños mimados y consentidos, y una enorme hipoteca, Forever is Over.

Una reflexión similar puedes leerla en la Biblia:

Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto y pensó: “¿Qué haré, pues no tengo donde almacenar mi cosecha?” Y se dijo: “Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea.” Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?", Lc. 12, 13-40.

La muerte es el último tabú, pero también es un elemento clave que conviene tener siempre presente. Disfruta de las pequeñas cosas de la vida, desobedece algunas reglas, sé juguetón y disfrutón, actúa con confianza y audacia, desafíate a ti mismo, sal de tu zona “segura” de confianza y crece, haz lo que te apasiona y apasiónate con lo que haces y ama a todos los que te rodean. Solo vives una vez, pero si lo haces bien, ¡una sola vez es suficiente! (Joe Lewis).

No debes vivir como un pollo sin cabeza perdiendo miserablemente tu tiempo y dinero, sin reflexionar sobre tu vida, tus metas y cómo llegar a ellas. Tampoco es sano ser una persona súper introvertida, que no para de autoevaluarse, de exigirse y de encontrar zonas oscuras en su personalidad. Como casi todo en la vida, en el equilibrio está la virtud.