Significado y conocimiento difuso.

Existen dos tipos de realidades que conviene diferenciar a la hora de intentar dar explicaciones positivas:

• Significado difuso. Piensa ahora en este escenario: se te ha informado que tienes una enfermedad grave, el diagnóstico no es bueno y tu única opción es ir a quirófano para que te extirpen el tumor.

Cuando te operas, te enfrentas a un buen número de posibles complicaciones y riesgos. Por ejemplo, siempre existe el riesgo, ante una anestesia general, de un ataque cardíaco. También, hay quien se opera y durante su estancia hospitalaria padece una infección de un súper virus resistente a los antibióticos.

¿Qué puedes hacer? En este caso, una vez consultado uno o varios especialistas (tampoco sin abusar, ya lo dice el refrán: un médico cura, dos dudan y tres matan) y con la certeza de la necesidad imperiosa de la operación, conviene seguir escrupulosamente las indicaciones del equipo sanitario, confiar que estás en buenas manos, pensar en positivo que todo va a salir bien y punto pelota. ¡No le des más vueltas!

La actitud contraria, es decir, pensar en todo lo que puede salir mal, te provocará tristeza, ansiedad, y depresión; dormirás poco y mal; debilitarás tu sistema inmunológico, te será más difícil afrontar con éxito tu enfermedad, reduces tus posibilidades de superarla; en definitiva, estás saboteando tus posibilidades, poniendo las cosas más difíciles.

Lo que conviene es, básicamente, confiar en la competencia de los profesionales sanitarios. Todo va a salir perfectamente. Aprecia las cosas pequeñas y hermosas del día a día y olvídate del mañana. Quizás, puedas incluso redescubrir y valorar mucho más a los verdaderos amigos y familiares, esos que están cercanos en estos duros momentos y te ofrecen alegría, energía positiva y ganas de vivir.

Con el tiempo todas las cosas caen en su lugar. Mientras tanto ríete de la confusión, vive el momento, y entiende que todo sucede por una razón, Albert Schweitzer.

Algún día todo tendrá sentido; así que por ahora, ríete de la confusión, sonríe aunque tus ojos lloren y sígue recordando que todo pasa por una razón, John Mayer.

Debes centrarte en que siempre hay una razón; que cuando una puerta se cierra, otra se abrirá; que mañana veremos las cosas de otro color. No es más que un obstáculo, una oportunidad para crecer y mejorar. Cuando lo superes, habrás aprendido la lección más importante de tu vida, lo que te dará la fuerza y la confianza necesaria para tener éxito en la vida a nivel personal, romántico y profesional. Puede ser una ilusión pero es una forma sana, pragmática, y poderosa de afrontar la vida y sus reveses.

• Conocimiento difuso. El escenario anterior contrasta con situaciones donde no conoces a ciencia cierta lo que te puede pasar con ciertas conductas pero puedes controlarlas completamente. Por ejemplo, si tienes sexo sin protección (condón) con algún desconocido en una noche loca y no tomaste ningún método anticonceptivo. Quizás, no lo ves demasiado arriesgado. ¿Es positivo pensar que no te va a pasar nada? Puede que incluso tengas la intención de continuar manteniendo relaciones sexuales de alto riesgo con desconocidos.

Claro que no, eso es simplemente ser un completo descerebrado, sobre todo, si es una conducta que repites con cierta frecuencia porque eres muy promiscuo. Como dice nuestro acerbo popular, tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Ante situaciones como esta debes poner medios: evita sexo con desconocidos y, si lo haces, utiliza el condón y anticonceptivos con alta fiabilidad.

Otro ejemplo sería si tienes tensión, sobrepeso y colesterol alto, comes como un cerdo, fumas como un carretero y el único ejercicio que haces es para pulsar el mando a distancia. ¿Es psicología positiva pensar que por qué te tiene que pasar algo malo, por qué tienes que ser tú el que padezca alguna enfermedad cardiovascular cuando tu te estás continuamente visualizando rodeado de dinero y con mucha salud? Es decir, la visualización es tu talismán, la técnica fantástica para conseguir tus deseos, salud y prosperidad.

No, francamente no lo es. Eso es un rollo patatero, un sueño imposible y peligroso. En este caso, lo que conviene es consultar a tu médico y, bajo su supervisión, mejorar tu estilo de vida: deja de fumar y beber; vive una vida más activa; realiza deportes, ejercicios o actividades al aire libre; come una dieta variada y equilibrada; pasa tiempo de calidad con amigos y familiares.

Una vez que estás cambiando tus hábitos de vida por otros más saludables, no seas un hipocondríaco preocupándote en exceso por tu salud, obsesionándote por lo que comes, preocupándote por tu corazón, riñones, etc. o leyendo y pensando en exceso sobre temas relativos a la salud como el que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en los países europeos. Esto simplemente no te ayudará en absoluto. Piensa única y exclusivamente en qué puedes hacer al respecto, mejora tu estilo de vida y olvídate del resto. ¡Deja atrás las preocupaciones!

• Otro ejemplo similar lo encontramos en la crisis que vivimos y que algunos ya llaman la Gran Recesión. ¿Qué hacemos?

¿Nos olvidamos siguiendo la técnica del avestruz y seguimos actuando como si aquí nunca pasa nada o, al menos, no a nosotros? ¿Nos amargarnos? ¿Nos dejamos vencer por el desánimo, frustración o la apatía generalizada, a merced del bombardeo mediático de los medios de comunicación de masas con sus malas noticias, sesgos y propaganda?

Ni calvo ni con tres pelucas, es decir, en el término medio está la virtud. Debemos conocer y aceptar la realidad para poder actuar en consonancia y así maximizar nuestras posibilidades de éxito. Por ejemplo, en el actual contexto socioeconómico debemos vivir dentro de nuestras posibilidades, reducir gastos innecesarios y nuestras aspiraciones económicas en el próximo empleo; evitar endeudarnos; mejorar o complementar constantemente nuestro perfil profesional; y realizar activismo social y político.

Sin embargo, hay que impedir, a toda costa, que el pesimismo nos invada y pensemos que todo está perdido. Para ello, es necesario seguir la evolución de la crisis y nuestra sociedad pero sin pasarse, hay que evitar la sobre-saturación y exposición a los medios de comunicación y redes sociales y que esta destruya nuestras esperanzas, sueños, aspiraciones, y autoestima.