Recuerda siempre que tu propia resolución de triunfar es más importante que cualquier otra cosa, Abraham Lincoln.
Una autoestima positiva implica:
Acepta tus errores, defectos y limitaciones como parte esencial de tu crecimiento, aprendizaje e identidad.
No significa dejar de valorarte o confiar en ti mismo. Esta es la base para ser capaz de asumir riesgos, para probar nuevos caminos y estrategias para llegar al éxito, para cambiar y adaptarse a un mundo en constante y frenética evolución: valora lo que tú eres, las acciones y decisiones que has tomado, lucha por tus ideas y cree en ti y en tus posibilidades.
Comprende que el éxito solo viene después de muchos errores y fracasos. No te machaques y amargues cuando hagas algo mal, cometas un error o tengas un contratiempo. Eres una persona, no un súper héroe o semidiós y no hay nada más humano y normal que equivocarse. Todos cometemos errores una y otra vez, y la vida sigue. Insisto, no eres un idiota, un estúpido o un gilipollas, has cometido un error como todo el mundo. Se amable, indulgente contigo mismo y con los demás, no te culpabilices eternamente, acepta tus defectos con sinceridad y no los niegues.
El camino para crecer es un “tres por uno”:
El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error aún más grave.
¿Has hecho algo mal? ¿Cometes muchos errores? ¡Yo también! Bienvenido a la raza humana ¡Es lo que hacemos al respecto lo único que importa!
Cualquier tonto puede criticar, condenar y quejarse - y la mayoría de los tontos lo hacen, Benjamin Franklin.
Además, ¿qué quieres que haga, que me flagele, critique y llore, que entone el mea culpa eternamente? ¿Para qué? ¿Podré ayudar así a la persona a la que he ofendido? ¿Seré mejor persona? Cada vez que te auto-criticas severamente, condenas y castigas por no haber hecho algo bien, por cometer un error o realizar una estupidez, te estás perjudicando a ti mismo, no estás haciendo nada positivo hacia la persona que has ofendido, no consigues ser mejor persona, no estás más cerca de alcanzar tus metas, etc.
Por el contrario, deja de culpabilizarte ahora mismo y céntrate en cómo puedes mejorar y rectificar el daño realizado, pide disculpas con humildad y arrepentimiento: “Lo siento, cometí un error (nunca permitas que la próxima palabra sea un pero, no estropees tu disculpa). Se breve y simple: “Cometí un grave error. Por favor, perdóname”. Palía o repara, siempre que sea posible, el daño o estropicio que hayas ocasionado: “déjame, al menos, invitarte a un café”. Procurar mejorar como persona, crecer, y no tropezar en la misma piedra de nuevo. Intenta que no sea más una piedra en el camino, sino un peldaño en la escalera del éxito.
Ignora las críticas y las quejas.
Pasa, como de comer mierda, de los negativos, criticones, y pesimistas, de su visión estrecha y derrotista y de sus críticas negativas y destructivas. “Si tuviera que destruirte, no me ensañaría con el odio que podría sentir por ti, sino que, primero, te demostraría mi indiferencia y, después, me olvidaría de que existes” (Rusty Andecor). Confía en ti mismo y sigue trabajando por lo que crees. ¡Déjalos! Elige ignorarlos y olvidarlos.
En algunas ocasiones, las críticas pueden servirte para detectar errores, zonas oscuras y desconocidas de tu personalidad y conducta. Pueden convertirse en oportunidades para aprender, rectificar y crecer. También, es importante que reconozcas que hay personas que saben distinguir entre criticarte a ti como persona y a lo que has hecho mal, y solo quieren señalarte algo que puedes mejorar; otras realmente no, es una simple excusa de tratar de subir su autoestima a tu costa.
Evita a las personas negativas, siempre tienen un problema para cada solución, Anónimo.
Por otra parte, las personas negativas acostumbran a ver todo negro, a quejarse y lamentarse constantemente, a ser hipercríticas con los demás. Siempre ven el vaso medio vacío, la vida desde una perspectiva negativa, ignoran descaradamente los aspectos positivos y casi nunca son felices.
No son, en absoluto, una buena compañía. No te dejes llevar por su negatividad. Su actitud destructiva y su visión pesimista de la realidad solo consigue desanimarte, hundirte y deprimirte. Aléjate de ellos como de la peste. A ti te interesa recrear tu realidad con alegría y entusiasmo, pensando siempre en positivo, trabajando duro y con constancia. Entiende tus errores, fracasos y reveses como oportunidades para crecer, superarte y así poder conseguir tus metas.
Deja de compararte con los demás, con lo que tienen o hacen y céntrate en tus metas y en las tareas que tienes entre manos en este momento para conseguirlas.
No pongas a nadie en un pedestal, no idealices a ninguna persona. Además, ¿crees que comparándote constantemente con ellos vas a conseguir algo? Ya sabes la respuesta, es un “no” como un castillo.
Lo que conviene es observarlos, estudiarlos y aprender de ellos. ¿Cómo lo han conseguido? ¿Qué estrategias y esquemas mentales emplean? ¿Cuál es su estilo de comunicación? ¿Por qué han conseguido ese trabajo, esa relación, etc.? Luego, céntrate en las estrategias con las que crees puedes alcanzar aquello que deseas, imítalos (esquemas mentales, estilos de comunicación, estrategias de aprendizaje), trabaja duro con esfuerzo, constancia y resiliencia para conseguirlo y, sobre todo, no pares ni abandones hasta que consigas lo que te has propuesto.
Aprende a ser feliz. Ama tu trabajo. Haz lo que te gusta, aquello que sabes hacer bien, que realmente te apasiona, excita e inspira.
Se tú mismo, no te cambies por nadie.
Sigue la luz de tu luna interior; no ocultes tu locura, Allen Ginsberg.
Sé fiel a ti mismo, no comprometas lo que realmente eres, tu eres todo lo que tienes, #justtothepoint, Anawim.
No dejes de ser tú mismo por causar una buena impresión, por agradar, por lo que pensarán, por lo que dirá la gente o por cumplir las expectativas de los demás. Es tu vida, tu momento, solo tienes una oportunidad. Haz las cosas lo mejor que puedas y vive a tu estilo y a tu manera, estrujando la vida con avaricia. Insisto, es tu vida, no la de tu padre, madre, cónyuge, hijos, etc. Acepta tu gran desafío: sé tú mismo.
Esto implica lo siguiente: Haz lo que consideres correcto y lo que sea necesario. Toma la iniciativa de tu vida del modo que siempre has querido pero nunca te has atrevido, agarra tu vida por los cuerpos y no mires hacia atrás. En particular, no dejes que nadie decida por ti. Por supuesto, esto conlleva aceptar la responsabilidad de tus éxitos y fracasos.
Ten un buen concepto de ti mismo, valórate como alguien digno de respeto y amor, que intenta ser buena gente y ayudar a los demás, con la capacidad de trabajar duro y superar los obstáculos y tus tropiezos en el camino hacia el éxito.
No dependas de las opiniones de los demás. “El que la lleva, la entiende”, es decir, nadie puede comprender tus circunstancias, problemas, historia personal, emociones, etc., y a la mayoría realmente no le importa.
Las opiniones de los demás deben tener un valor bastante relativo para ti. Esto último tiene una doble lectura: hacia dentro y hacia afuera. Hemos visto la perspectiva hacia dentro, la otra lectura sería que debes aceptar a los demás tal como son y que si actuaron de alguna manera que no te gustó, sus razones tendrían. Además, incluso cuando te hicieron algún mal intencionadamente, fueron maleducados, te insultaron, ignoraron, etc., debes perdonarlos u olvidarlos. Esos sentimientos negativos (ira, cólera, venganza, celos, etc.) te hacen más daño a ti que a ellos.