Lo que haces habla tan alto que no me deja escuchar lo que dices, Ralph Waldo Emerson.
La comunicación es tanto verbal como no verbal. Mehrabian asegura que solo el 7% es comunicación verbal ― las palabras ―; el tono, el ritmo, el volumen, la entonación, etc. acaparan el 38%, y el lenguaje corporal, es decir, las expresiones faciales, el contacto visual, las posturas, los gestos, etc., el resto, un 55%.
Puede que no estés de acuerdo con dichos porcentajes, pero nadie duda hoy en día de la importancia de la tonalidad y la fisiología en la comunicación interpersonal.
Déjame mostrarte un pequeño ejemplo. Mi mujer acaba de llegar tarde del trabajo, no me saluda sino que se sienta o, prácticamente, se tira en el sofa, suspirando profunda y largamente. Rápidamente le pregunto: “¿Cómo te ha ido?” A lo que me contesta: “Hoy ha sido un día absolutamente agotador, horrible, nada más empezar…” Ciertamente, ya antes de que me respondiera, sabía que tenía que preguntarle con especial interés sobre el día y escucharla con atención y cariño porque me estaba gritando, sin decir todavía una palabra, que no había sido su mejor día.
La comunicación no verbal es la primera que recibimos y damos. Nos brinda información sobre los pensamientos y sentimientos de la otra persona, una información que se puede aprovechar para interpretar el diálogo y los significados incrustados en la comunicación e interacción. Más concretamente, sustituye, enfatiza, complementa, regula o contradice la comunicación verbal.
Por ejemplo, asentimos o negamos con la cabeza. También, expresamos cómo nos sentimos. Si alguien está con el ceño fruncido y mordiéndose los labios, está bastante enfadado, debes evitar la comunicación. A veces, manifestamos deseo; por ejemplo, una mujer a la que le gustas puede jugar con su pelo, humedecer los labios, mantendrá un frecuente y prolongado contacto visual, su cuerpo estará recto y orientado hacia ti versus retrepada hacia atrás o, peor aún, la postura defensiva de cruzar los brazos y piernas que típicamente muestra aburrimiento, desinterés y rechazo.
Además, se expresa poder (un directivo inicia siempre el apretón de manos dominante, es decir, con su mano situada encima), nerviosismo (no parar de moverse, parpadear mucho, morderse las uñas, masticar un lápiz, jugar con el pelo/móvil, hablar rápido, etc.), interés o aburrimiento (apoyar la cabeza en la mano, bostezar, suspirar, mirar el reloj, el móvil o hacia otro lado), etc.
En algunas ocasiones, las personas con su comunicación no verbal, más difícilmente controlable, contradicen sus palabras; en estos casos, por lo general, es más seguro confiar en el lenguaje no verbal. Por ejemplo, el niño mentiroso esquiva la mirada, se toca la nariz, el cuello y los ojos, se tapa la boca, muestra una sonrisa fingida, parpadea más, se le observa ansioso y nervioso, produce movimientos corporales más rígidos, etc.
Todos estos signos nos proporcionan una información absolutamente esencial y significativa para una comunicación efectiva.
Esta información es muy importante. Los emoticonos son la comunicación no verbal del mundo digital. Expresan nuestros sentimientos y emociones en las redes sociales, salas de chat y mensajería instantánea. Emulan y reemplazan a la comunicación no verbal; algunos ejemplos son: :-) sonrisa; :-( tristeza; :/ inseguridad; :D gran sonrisa; :* beso; o_O sorpresa, etc.